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11 jul 2016

Disfruta del verano sin cistitis. Por Mareva Gillioz

Cistitis es el término dado a la inflamación de la vejiga urinaria, un problema que afecta de manera más frecuente a las mujeres que a los hombres. En el caso de estos, puede estar relacionado con disfunciones (anomalía o infección) de la próstata.
Del 2 al 4% de las mujeres aparentemente sanas presenta niveles elevados de bacterias de orina, indicativos de una infección del tracto urinario no reconocida. Las infecciones recurrentes pueden representar un problema importante para algunos, ya que en un 55% de los casos se verá afectado el tracto urinario superior, es decir los riñones. La infección renal recurrente puede producir un daño progresivo derivando en cicatrices y, en algunos casos, en fallos renales.
Qué la origina
La orina que secretan los riñones es estéril hasta que alcanza la uretra, que transporta la orina desde la vejiga hasta la abertura uretral. Las bacterias pueden llegar al tracto urinario ascendiendo desde la uretra por contaminación fecal  o, en las mujeres, por secreciones vaginales.
También un factor externo -como el exceso de frío o la humedad en el bajo vientre- puede producirla; por ejemplo, llevar bañadores húmedos largo tiempo, sentarse un buen rato sobre una superficie fría...
Los factores que incrementan el riesgo de infección son el embarazo, una disfunción del sistema inmunológico, las relaciones sexuales, el uso del diafragma o una obstrucción en el tracto urinario.

Síntomas
Los síntomas típicos de la cistitis incluyen el deseo frecuente de orinar -incluso después de haber vaciado la vejiga-, acompañado por una sensación de ardor y dolor. La orina puede parecer turbia y tener un olor fuerte, desagradable. A veces se siente dolor en la parte baja del abdomen.
La presencia de escalofríos, fiebre y dolor en la parte inferior de la espalda pueden indicar que los riñones están afectados. Las personas que sufren de infecciones recurrentes deben someterse a exploraciones radiológicas específicas para determinar si hay una anomalía estructural.
Dieta
- Beber abundante agua durante el día para obtener un abundante volumen de orina, incluyendo al menos 450 ml de zumo de arándano rojo sin edulcorar, ya que reduce la capacidad de adherencia de las bacterias en la mucosa de la vejiga y uretra.
- Hacer una dieta limpia y alcalinizante. Debería consistir en vegetales de hoja verde, ajos y cebollas por tener actividad antimicrobiana, tubérculos, semillas, frutos secos, fermentados,  granos completos y legumbres,  especialmente las azukis.
A evitar son las bebidas como el café o el alcohol ya que deshidratan el cuerpo y son muy acidificantes. Así como la carne, los azúcares simples, refinados, zumos concentrados, alérgenos alimentarios, y los cítricos a excepción del limón.
Nuestros aliados*
- La gayuba, como antiséptico urinario por su componente llamado arbutina. A moderar las dosis por posible toxicidad.
-Vitamina C con bioflavonoides para ayudar al sistema inmunitario a combatir la infección y favorecer su absorción.
 - Citratos de calcio y magnesio para ayudar a alcalinizar el organismo y disminuir el dolor y escozor tan característico.
- Ajo, por su demostrada actividad antimicrobiana frente a organismos como la Escherichia Coli.
CONSEJO
Si hay crisis de picor o dolor se puede beber agua mineral con una pizca de bicarbonato. La mejoría suele producirse en los 30 minutos siguientes.
*La suplementación debe ser prescrita y supervisada por un profesional de la salud
Autora: Mareva Gillioz, Dietista y Coach nutricional, especializada en Naturopatía

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