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23 dic 2016

Joan Laporte, médico, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ex jefe de Farmacología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona

SOY COMO COMO


15 de noviembre 2016


"La industria farmacéutica es muy persuasiva, y destina mucho dinero a convencer a los médicos para que receten psicofármacos"

Joan Laporte




¿De qué hablamos cuando nos referimos a psicofármacos?
La palabra psicofármaco incluye cuatro tipos de fármacos: los hipnosedantes, los antidepresivos, los antipsicóticos y los psicoestimulantes.

España es el primer consumidor mundial de hipnosedantes

¿Cómo son cada uno?
Los hipnosedantes, si se toman en cantidades bajas, disminuyen la ansiedad, pero si se toman dosis más altas, provocan sueño; si son aún más altas, coma e, incluso, la muerte. El Tranquimazin es el hipnosedante más conocido, y es un engaño como medicamento.
¿Y los antidepresivos?
Son mal llamados antidepresivos. Son psicofármacos que se usan para la depresión, pero que sólo modifican algunos de los síntomas. En general, tanto los antidepresivos como todo el resto de psicofármacos no son curativos: son sustancias que modifican el estado de conciencia y es entonces cuando pueden mejorar algún síntoma, pero no curan.
Ponme un ejemplo de cómo mejoran una enfermedad mental.
La fobia social, por ejemplo, que afecta a un 1% de la población, y que es una forma extrema de timidez y que se define porque la persona siente malestar entre la gente, mejora si se bebe alcohol. Es evidente que un médico no puede recomendar a una persona con fobia social que tome alcohol. Pues pasa lo mismo con la forma en la que se usan los psicofármacos, que le causarán dependencia y, cuando quiera dejarlos de tomar, tendrá síndrome de abstinencia, que le comportará malestares más graves.
¿Como cuáles?
En general, los síntomas de la abstinencia de una droga son opuestos a los efectos que produce. La abstinencia de fármacos sedantes e hipnóticos se manifiesta por inquietud, nerviosismo, irritabilidad, agresividad e insomnio. La abstinencia de antidepresivos también origina una inquietud que puede ser muy intensa, con irritabilidad y, a veces, actos violentos de homicidio y suicidio.

Estamos dando psicofármacos a las personas mayores para que no molesten

El tercer grupo de psicofármacos son los antipsicóticos.
También mal llamados antipsicóticos. Funcionan aislando el cerebro de todo lo que le rodea. Es decir, impiden que entren estímulos al cerebro, y también que el cerebro emita hacia el exterior. Hacen de barrera. Pueden ser útiles para brotes psicóticos agudos, en pacientes con delirio, agresividad, pero no tienen un efecto sobre la base de la enfermedad causante.
Y el cuarto grupo: los psicoestimulantes.
Son las anfetaminas, que se usan para tratar el TDAH infantil y adulto. No curan la causa del déficit de atención ni de la hiperactividad, sino que aumentan la capacidad de concentración de la persona, y, por tanto, mejoran los síntomas.
¿La característica que une a los cuatro tipos de psicofármacos es que no curan ninguna de las enfermedades?
Sí, es una característica común. Todos tienen una capacidad farmacológica inespecífica en relación con la enfermedad que tratan. Actúan sobre los síntomas, pero nunca sobre las alteraciones que causan la enfermedad.

Los niños nacidos a finales de año tienen más diagnósticos de TDAH que los nacidos al principio, porque sencillamente van a un ritmo más lento

¿Cómo defiende estos psicofármacos la farmacología tradicional?
Los amantes de los psicofármacos dicen que funcionan como la insulina en el caso de la diabetes. Corrigen un déficit o un desequilibrio de un neurotransmisor del cerebro. Pero decirlo así es hacer una definición pueril, y es tratar a la gente de tonta. Los problemas emocionales tienen raíces en la vida que llevamos, y reducir la explicación de la causa a los neurotransmisores cerebrales es de un simplismo aberrante. En la Franja de Gaza, por ejemplo, hay mucha gente con depresión. No creo que la solución sea mandarles antidepresivos. En cierto modo, aquí nos pasa lo mismo: queremos corregir aspectos insatisfactorios de la vida de la gente con fármacos. Me hace pensar en Un mundo feliz de Huxley.
Pero, paradójicamente, el consumo de psicofármacos aumenta.
Sí, aumenta desde los años noventa en España, pero en los países nórdicos ha disminuido el consumo de los hipnosedantes. En cambio, aquí hay una ligera tendencia al alza de los hipnosedantes, los antidepresivos, los antipsicóticos y los psicoestimulantes.
Es decir, en Catalunya y en España, ¿ha aumentado en los últimos diez años el consumo de todos y cada uno de los tipos de psicofármacos?
Sí. El Estado español es el primer consumidor mundial de hipnosedantes. Ha pasado delante de Francia y también de los Estados Unidos de América.

Los hipnosedantes y otros fármacos causan demencia y Alzheimer

¡Qué liderazgo! ¿Y sabes cuál es el sector de la población que más toma?
Ha aumentado el consumo en personas mayores de 65 años, y más concretamente en las mujeres. En Catalunya tenemos el doble de mujeres mayores tratadas con hipnosedantes que hombres. De cada mil, trescientas toman.
También hay mucha gente mayor tratada con antidepresivos. A partir de 65 años, toman entre un 20-25% de las mujeres y un 10-15% de los hombres. Cuando tienen entre 70-80 años, ya supera el 25%, mientras que en hombres la proporción de consumidores es de la mitad.
Las mujeres de 65 años también toman más antipsicóticos que los hombres. Cuando tienen 90 años, un 25% de las mujeres toman diariamente.
En resumen, estamos delante de una intoxicación de las mujeres mayores, que son víctimas del trastorno obsesivo-prescriptivo que tienen muchos médicos que les recetan psicofármacos.
¿Qué médicos prescriben psicofármacos?
Los especialistas en salud mental y los médicos de cabecera. La mayoría de las recetas las hacen los médicos de cabecera. Demasiado a menudo se hace una mala prescripción. Por ejemplo, los antipsicóticos que recetan a las mujeres de más de 65 años son útiles para la esquizofrenia y para otras psicosis graves, y tal vez durante un período corto, de días. Pero la mayoría de la gente mayor toma cada día, o les hacen tomar cada día. Entonces, ¿por qué tratamos a mujeres mayores con estos psicofármacos? Porque viven en residencias, marginadas, porque quizás tienen principio de Alzheimer o demencia senil, y algún día han hecho un cuadro de delirio. Todos los problemas neurológicos de las personas mayores son agravados por los antipsicóticos y los otros psicofármacos. Habría que tener especialmente cuidado que no tomara la gente mayor, que es quien, en cambio, los recibe de manera masiva.
¿Cómo actúan los psicoestimulantes?
A menudo los recetan a niños que no tienen TDAH, sino problemas de rendimiento escolar. Además, con los datos en la mano, con niños y niñas entre 7 y 14 años, sabemos que, según el mes de nacimiento, tendrán más o menos posibilidades de ser diagnosticados de TDAH.
En Catalunya, entre la población de 7 a 14 años, los nacidos en enero tienen una probabilidad de ser tratados con medicación para el TDAH de poco más de 1%, pero a medida que avanza el mes de nacimiento, la proporción crece; y entre los nacidos en diciembre es de casi el 3%. ¿Qué les pasa a los nacidos en el mes de diciembre? Sencillamente que son más pequeños que los que nacieron en enero. Y es que, en el desarrollo infantil, andar, aguantar los esfínteres o empezar a hablar hay una variabilidad muy grande, y hay que aceptarla.

Estamos delante de una intoxicación de las mujeres mayores, que son víctimas del trastorno obsesivo-prescriptivo que tienen muchos médicos que les recetan psicofármacos

¿No aceptamos la diferencia?
La ideología desgraciadamente dominante no acepta la diferencia. Y si hay posibilidad de negocio, la medicaliza, la define como una enfermedad que tiene un pronóstico y un tratamiento. Tratamos a todos los niños con el mismo patrón, y medicalizamos la diferencia, la forma de ser de cada uno.
¿Cómo convencen los médicos a las familias para que mediquen a los hijos con anfetaminas?
Por muchos motivos. Uno es que los familiares están preocupados por el rendimiento escolar del hijo. Ciertamente, la anfetamina aumenta la capacidad de rendimiento, pero sólo durante los seis primeros meses. Pero es una droga clasificada por los convenios internacionales en la Lista 1 de estupefacientes, la de los más peligrosos.
Ahora bien, sabemos que, al cabo de un año, en un 50% de los casos, los niños han dejado el tratamiento. Afortunadamente.
¿Más motivos para aceptar un tratamiento de este tipo?
Porque culturalmente hemos creado unos patrones y queremos que todo el mundo pase por ellos. Y, además, queremos una solución rápida, que se resuelva todo pronto. Pensamos que una pastilla lo resolverá todo.
Pero esta pastilla es un psicofármaco. ¿Cómo la hemos podido normalizar?
Porque la industria farmacéutica ha jugado con el doble sentido que nosotros hemos otorgado a la palabra depresión. Preguntamos a un amigo: “¿Cómo estás hoy?”; y quizás nos responde: “Estoy un poco depre“. La industria ha utilizado este doble sentido, para que la gente crea que los mal llamados antidepresivos son soluciones perfectamente normalizadas, para estimular el ánimo.

La industria farmacéutica es muy persuasiva, y destina mucho dinero a convencer a los médicos para que receten psicofármacos

¿Cómo empezó todo? ¿Cuándo comenzó el consumo de psicofármacos?
En Europa la fluoxetina (el famoso Prozac) fue comercializada en primer lugar en Suecia. Anteriormente, países como Alemania lo habían rechazado, pero Suecia sentó un precedente, y después de este país vinieron otros.
¿Quién se beneficia de que los antidepresivos y el resto de psicofármacos se consuman tanto?
Los primeros beneficiarios son quienes los venden. Y luego los que compran el pensamiento de los médicos, a los que engañan, aunque éstos no lo reconocen. Curiosamente, los médicos siempre dicen que a ellos no les sobornan, pero afirman que conocen a otros que sí. La industria farmacéutica es muy persuasiva, y destina mucho dinero a convencer a los médicos para que receten.
Algunas cifras: destinan un 30% del volumen de negocio promocionar medicamentos. Este 30% de su recaudación supone más del doble de lo que se gastan en publicidad todas las marcas publicitarias en todos los canales de televisión.
Pero ¿los médicos aceptan los sobornos?
A los médicos les cuesta reconocer que les influye lo que les rodea, pero saben sobornarlos porque las persuasiones van a sus emociones. Yo mismo enseño a los alumnos como vende los medicamentos la industria farmacéutica: apelando a las emociones. Ahora, sin embargo, Farmaindustria dice que tiene un código ético, que es que no invita al cónyuge del médico, sólo el médico.
¿Y la industria puede actuar sin impunidad?
La ley está hecha por los que mandan y para los que mandan. La legislación dice que el control de la publicidad de los medicamentos se realizará por la comunidad donde tenga su sede la industria farmacéutica. Así que Catalunya debe controlar la publicidad que una industria de aquí haga en Cádiz, por ejemplo. Está claro: la misma ley es la trampa.
Y tú, como catedrático de la UAB, que habías sido jefe de Farmacología del Hospital Vall d'Hebron, y que eres del sistema –por decirlo de alguna manera–, lo denuncias.
Sí. Denuncio el mal funcionamiento.
Como médico, decir que hay médicos sobornados por la industria farmacéutica no te habrá dejado hacer muchos amigos.
Al trabajo no he venido a hacer amigos. Yo tengo que estar tranquilo conmigo mismo. Y te digo que somos muchos los que pensamos en estos términos.
Por último, además de denunciarlo, ¿cómo has empezado a actuar en contra de las prescripciones de los psicofármacos?
Lo primero que hemos hecho es verlo y comprobarlo. Nos ha costado obtener acceso a la base de datos de CatSalut. Cuando lo hemos conseguido, nos hemos asustado de ver cómo se concentra el consumo en personas de edad avanzada. Después hemos empezado entrevistas para ir sacando las dosis de las pastillas diarias que toman. Lo hemos hecho con los antipsicóticos, los antidepresivos, y ahora lo tenemos que dirigir a los médicos que atienden a las personas ingresadas en residencias.
El funcionamiento de los psicofármacos (desglosado)
¿Cómo funciona cada psicofármaco?
  • El hipnosedante es ineficaz al cabo de tres semanas de tomarlo.
  • Los antidepresivos no mejoran la depresión. El último libro del médico danés Peter Gøetzche (Psicofármacos que matan) explica que todos los ensayos clínicos con antidepresivos son fraudulentos.
  • Los antipsicóticos no sirven para personas mayores con demencia. El uso en este sector de la población está injustificado.
  • Los psicoestimulantes tienen una eficacia mínima a los seis meses de tomarlos.
Y cada uno tiene efectos no deseados.
¿Cuáles son?
  • Los hipnosedantes causan fracturas de fémur porque incrementan el riesgo de caída. De las 8.000 a 9.000 fracturas de fémur que hay en Catalunya cada año, más de 700 son atribuibles a los hipnosedantes. De las personas que se hacen esta fractura, un 30% ha muerto al cabo de un año. Además, los hipnosedantes también incrementan los casos de neumonía, que también derivan en muertes. Y gracias a estudios de 2011 y 2014, se sabe que también incrementan la demencia y el Alzheimer.
  • Los antidepresivos también aumentan el riesgo de fracturas de fémur por caída. Además de ictus, convulsiones epilépticas y también el riesgo de suicidio, que justamente es por lo que son recetados. Pues ahora sabemos, gracias a la revisión de datos de ensayos clínicos, que también hay riesgo de suicidios tanto al principio de tomarlos como al final. No tienen eficacia en el tratamiento de la depresión, excepto en casos muy, muy graves.  
Hemos llegado a un punto que la tristeza se considera enfermedad. Y no: la tristeza es una reacción normal del cuerpo. Al igual que el duelo, pero, ¿con qué nos encontramos? Que el DSM de 2004 decía que el duelo era patológico si duraba más de seis meses. En 2005 dijo, que si duraba quince días. Y la próxima vez, ¿dirá que es patológico si dura dos minutos? Y lo peor de todo: dicen que debe tratarse con antidepresivos.
  • Los antipsicóticos también aumentan el riesgo de fracturas, de tener accidentes de tráfico y producen muerte súbita por arritmia cardiaca. Calculamos que en Catalunya cada año mueren entre 180 y 200 personas por esta causa. Como está concentrado en gente mayor, es probable que la cifra pudiera crecer hasta los 500 casos.
  • Los psicoestimulantes causan, en niños, una disminución del crecimiento. Los que toman son más bajos que los que no. La eficacia es cero, mientras que los efectos adversos son muchos.
Actualmente toman antidepresivos personas que no tienen depresiones. Los hipnosedantes los toman personas que tal vez un día no pudieron dormir, pero nadie revisó que no debían seguir tomándolos. Y los antipsicóticos recetan a la gente mayor para que no moleste.

Trinitat Gilbert
Trinitat Gilbert
Periodista
tgilbert@soycomocomo.es

http://www.soycomocomo.es/invitado/joan-laporte/


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