J. García Orta

Pese a que su principal característica es la presencia de puntos de dolor muscular crónico en los pacientes, distintos autores asocian el síndrome de fibromialgia con una amplia variedad de síntomas que abarcan desde depresión o fatiga hasta problemas de sueño o disfunciones cognitivas. En relación a este último aspecto, varios estudios presentados en los últimos años subrayan una relación de síntomas cognitivos que presentan los pacientes con este síndrome y que incluyen dificultad para concentrarse, deterioro de la memoria, dificultad para recordar palabras -nombres-, o tendencia a sentirse abrumado al enfrentarse con varias cosas que hacer a la vez.
Es en este punto donde el profesor Munguía Izquierdo ha centrado su trabajo con el doble objetivo de conocer, por un lado, las diferencias en la función cognitiva entre pacientes y controles sanos, así como profundizar, por el otro, la influencia del dolor y la ansiedad en el deterioro de dicha función. Para realizar este estudio, financiado por el Gobierno de Aragón y el Fondo Social Europeo, se ha analizado a un total de 116 mujeres (81 pacientes con fibromialgia y 35 personas sanas) de entre 18 y 60 años, a través de una serie de test validados en la literatura científica internacional.
De esta forma, mediante las pruebas, se han evaluado funciones tales como la atención y memoria de trabajo, la atención alternante y función ejecutiva, la memoria de trabajo y velocidad de procesamiento de la información, además de la fluidez o la memoria episódica verbal. En lo que respecta al nivel de ansiedad y el umbral de dolor, el primero se ha determinado mediante el Cuestionario de ansiedad estado rasgo, mientras que para el segundo se ha utilizado el método de la jeringa calibrada como dolorímetro de presión.
Resultados
“Nuestros resultados evidencian que el rendimiento en los test neuropsicológicos está asociado al dolor y que esta relación es de un orden superior a la observada en otros estudios e independiente del nivel de ansiedad de las pacientes”, señalan los investigadores en su artículo. Y es que, según los datos publicados en Psicothema, el rendimiento cognitivo se ve afectado principalmente por el umbral de dolor, aunque la ansiedad da respuesta a cuestiones en las que el dolor no puede influir en los test neuropsicológicos.
En este sentido, el umbral del dolor afecta en mayor medida en las pruebas más complejas, donde se valoran tareas de orden superior (memoria de trabajo, comprensión, organización, etc.) y/o implican la velocidad de procesamiento de la información, siendo incapaces las pacientes con mayor o menor umbral de dolor de obtener un rendimiento óptimo. En los test más sencillos, sin embargo, las pacientes con menor dolor sí son capaces de tener un rendimiento óptimo.

Aunque estos datos suponen, según los investigadores, una evidencia clara de que los pacientes con fibromialgia tienen una función cognitiva deteriorada, debido al alto número de factores que influyen en el rendimiento cognitivo que no fueron valorados en este estudio, los autores consideran necesarias futuras investigaciones que determinen las causas del deterioro neuropsicológico en los enfermos. “Cabe destarcar que el estudio detallado de la naturaleza de cada una de estas alteraciones es fundamental para el diseño e implementación de programas de rehabilitación neuropsicológica adaptados a las necesidades específicas de esta población”, señalan los científicos en el artículo.
Ejercicio acuático como tratamiento del dolor
Para continuar con esta línea de investigación, y enmarcado dentro del mismo proyecto, el profesor Diego Munguía ha realizado junto al doctor Alejandro Legaz, profesor e investigador de la Universidad de Zaragoza, un estudio en el que se han evaluado los efectos en pacientes con fibromialgia de una terapia de ejercicios acuáticos desarrollada durante 16 semanas en una piscina de agua templada (32º). Los resultados, pendientes de publicación en la revista
Archives of physical medicine and rehabilitation, señalan una considerable mejora en algunos de los síntomas propios del síndrome fibromiálgico.
Según afirma el investigador de la UPO, las mejoras se han cuantificado tanto en la disminución de los puntos sensibles al dolor como en la calidad del sueño, en las funciones cognitivas y en el estado de forma. En lo referente al nivel de ansiedad, sin embargo, los científicos no han encontrados diferencias significativas en los que han seguido el programa de ejercicios, “probablemente debido a la duración del programa y a la no inclusión de un apartado educativo”.
Otra de las conclusiones del proyecto señala una importante mejora en la cantidad de repetición de los test de fuerza-resistencia en las extremidades superiores e inferiores. “Este incremento de la fuerza puede ser sintomático de la disminución del dolor, aunque el programa de ejercicios haya mejorado la regulación central del dolor”, afirma el profesor Diego Munguía.
Fotos:
- El investigador Diego Munguía en el campus de la Pablo de Olavide
- Una paciente de fibromialgia realiza una de las pruebas programadas en el estudio
Más información:
Diego Munguía Izquierdo
Departamento de Deporte e Informática
Universidad Pablo de Olavide
Email: dmunizq@upo.es
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