La calidad del aire en España es mala. Así lo señalan diversos estudios científicos e informes con datos sobre elementos contaminantes en el medio ambiente aéreo. Esta polución provoca diversos problemas de salud que adelantan el fallecimiento de miles de ciudadanos. La legislación ha endurecido los límites de emisión de partículas contaminantes a la atmósfera, pero los ecologistas critican su escasa aplicación. Los expertos señalan que el problema, si no se toman medidas, incluso empeoraría en los próximos años.
El 84% de los españoles respira un aire peor que los índices de protección a la salud recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es una de las principales conclusiones del reciente estudio de Ecologistas en Acción sobre la calidad del aire en España. La ONG, que actualiza desde hace varios años este informe, se basa en los datos proporcionados por las redes de medición de la contaminación de las distintas comunidades autónomas.
Otros estudios muestran datos similares. Según estimaciones de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), el 75% de la población está sometida a elevadas concentraciones contaminantes. Un estudio de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y del Barcelona Supercomputing Center (BSC) asegura que Barcelona y Madrid son las ciudades con el aire más contaminado. El año pasado, la Secretaría de Estado de Cambio Climático presentaba el Perfil Ambiental de España. En él se señalaba que algunos de los principales contaminantes superan los valores legales en las ciudades españolas. El incremento de algunos estos elementos, como el ozono troposférico, se consideraban preocupantes.
No obstante, Ecologistas en Acción reconoce que los datos son algo mejores que en años anteriores. Las causas de esta evolución favorable se deberían, según esta asociación, a una meteorología más inestable, que dispersa la polución, y a la crisis, que ha disminuido la actividad de los principales focos contaminantes.
Efectos de la contaminación
Las consecuencias de esta polución se traducen, según el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, en 16.000 muertes prematuras anuales. Un estudio publicado el año pasado en Journal of Epidemiology and Community Health ofrecía también datos sobre mortalidad prematura y contaminación del aire. Sus responsables analizaban diversas ciudades europeas, incluidas varias españolas: el informe señalaba que cada año mueren en Madrid más de 25.600 personas mayores de 30 años, en Barcelona más de 16.300, en Bilbao más de 6.000 y en Sevilla más de 5.600.
El problema podría incluso agravarse en los próximos años: un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé que, si no se toman medidas, el ozono en zona urbana causará dentro de dos décadas casi 30 muertes prematuras por cada millón de habitantes (hoy en día provoca nueve muertes).
El Observatorio de la Sostenibilidad de España (OSE) explica que la contaminación del aire afecta a la salud de todos los ciudadanos, aunque de manera especial a los más sensibles (niños, ancianos, mujeres embarazadas y afectados por asma, bronquitis o enfermedades cardiovasculares). Traducido en términos económicos, la mala calidad del aire ocasiona en España un gasto sanitario estimado en unos 16.839 millones de euros.
Los expertos del OSE añaden que algunas condiciones meteorológicas provocan que el problema sea peor que en otras partes de Europa. La mayor radiación solar favorece la contaminación fotoquímica y, por tanto, la formación de ozono, la resuspensión de partículas por escasez de lluvia, la recirculación de contaminantes, etc.
Cómo mejorar la calidad del aire
La creciente magnitud del problema ha llevado a los responsables institucionales a endurecer la legislación. En 2007 se aprobaba la nueva Ley de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera, que sustituía a la de 1972. La Comisión Europea (CE) revisa en la actualidad las directivas para doblar en 2015 las reducciones respecto a 2010.
Ecologistas en Acción afirma que las principales actuaciones para reducir la contaminación del aire pasan por disminuir el tráfico, potenciar el transporte público (en especial el eléctrico) y adoptar las mejores tecnologías industriales disponibles para la reducción de la contaminación.
Los expertos señalan que mejorar la calidad del aire no sólo aumentaría la salud de los ciudadanos, sino que también resultaría una buena inversión económica. Según el informe de la OCDE, intervenir hoy en prevención costaría un 1% del PIB mundial de 2030, mientras que intervenir dentro de unos años resultará inabordable. Las medidas previstas en la Estrategia Europea para reducir la contaminación atmosférica suponen ahorros seis veces superiores a las inversiones necesarias para su control.
A pesar de ello, Ecologistas en Acción asegura que en muchos casos las instituciones no tienen planes de acción para reducir esta contaminación, y que la información al ciudadano no es adecuada. Los responsables de esta ONG recuerdan que nueve países europeos, entre ellos España, han pedido a la CE un aplazamiento hasta 2011 de la obligación de cumplir con los límites establecidos en 2005 sobre partículas menores de 10 micras (PM10). Añaden que la CE expedientó a principios de año a España (y a otros nueve países europeos más) por incumplir la directiva comunitaria en materia de calidad de aire.
Qué y quién contamina
Los contaminantes más problemáticos para la salud son las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5). Estas sustancias, invisibles al ojo humano, proceden de industrias, tráfico de vehículos y sistemas de calefacción. El informe de Ecologistas en Acción incluye al ozono (O3) y al dióxido de nitrógeno (NO2) como elementos de polución importantes.
El OSE señala a varios responsables del aumento de esta polución. El número de vehículos privados, y con ello sus emisiones contaminantes, se ha disparado: en la década de los setenta había unos siete millones de vehículos; en la actualidad hay más de 27 millones. El crecimiento urbano, basado en el vehículo privado, ha propiciado este espectacular incremento: de 4,5 millones de turismos se ha pasado a más de 20 millones. Los coches diésel, que emiten las partículas más nocivas, suponen ya el 46% del total, explican los expertos del OSE.
La producción industrial y energética es otra de los principales causantes. Desde el OSE reconocen que la industria se ha vuelto menos pesada en los últimos años, pero aseguran que todavía tiene un importante impacto: unos dos millones de personas estarían sometidas a este tipo de contaminación. En cuanto a la generación de energía, estos especialistas recuerdan el impacto de las emisiones de azufre al quemar carbón o las emisiones de óxidos de nitrógeno de las centrales de ciclo combinado.
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