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27 jul 2008

ARGENTINA - Los golpes emocionales también pueden provocar dolores físicos

INVESTIGACION DE LA UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA Y DEL CENTRO DEL TRAUMA, DE ESCOCIA

A través de estudios con resonancias magnéticas, los científicos comprobaron que en el cerebro se activan las mismas zonas cuando se trata de un dolor emocional o físico. También advierten que hay penas que se pueden hacer crónicas.

Por: Fernando Soriano
El dolor nos agarra, hermanos hombres/por detrás de perfil,/y nos aloca en los cinemas,/nos clava en los gramófonos,/nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente/a nuestros boletos, a nuestras cartas;/y es muy grave sufrir, puede uno orar. El poeta peruano César Vallejo no fue el único --y mucho menos el primero--, en referirse al dolor provocado por la pena. Esas referencias son tan antiguas como el dolor mismo. Las emociones perforan al hombre desde tiempos remotos aunque siempre se han tratado metafóricamente como algo supuestamente incorpóreo. No obstante, ahora, nuevas investigaciones les ha permitido a los científicos confirmar que sí, que el sufrimiento emocional puede también doler físicamente.

Estos estudios, en universidades de Escocia y de Estados Unidos, dan cuenta de que la misma parte del cerebro donde se registra el dolor físico también se ocupa de procesar el dolor emocional, y entonces, de la misma forma en que una lesión fisiológica podría convertirse en un padecimiento crónico, son muchas las personas que no logran dejar atrás una de esas "heridas del alma".

Los golpes emocionales se evidencian de muchas maneras: desde el extremo de perder a un ser querido, soportar el final de una relación, y hasta sentirse excluido socialmente. Precisamente este último tema, el de la exclusión social, fue el que llevó a la investigadora Naomi Eisenberger, de la Universidad de California (UCLA) a prestar atención a sus consecuencias físicas. "Nos mostramos particularmente interesados en cómo registraba el cerebro las situaciones de exclusión. Y nos llevamos la sorpresa de ver que produce dolor de cabeza, pero uno verdadero e intenso", comentó la científica a Clarín vía e-mail.

El profesor David Alexander, director del Centro de Investigación de Trauma, en Aberdeen, Escocia explicó --al momento de presentar sus resultados-- que las consecuencias físicas de algunas penas se traducen como "un dolor en el pecho" o "un vacío debajo del esternón". "Hablan, por ejemplo, de que les explota la cabeza o de un dolor en el estómago. Es un paralelo muy fuerte", dijo.

Los avances en neurociencias permitieron comprender el complejo funcionamiento del cerebro. Los primeros estudios se focalizaron en la comprensión de los mecanismos neurales de la percepción del dolor físico y su interacción con las emociones. "Así sabemos que existe una íntima relación entre el fenómeno físico y su repercusión emocional. Desde hace unos años se estudia el camino inverso: la búsqueda de los mecanismos involucrados en la transformación del dolor emocional, producido por abandono o exclusión, en dolor físico", comparte Alicia Lischinsky, jefa de neuropsiquiatría del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO).

Además de las situaciones de grandes pérdidas, como romper una relación o perder un ser querido, el tema de la exclusión se manifestó como un factor poderoso de heridas emocionales. "Es que somos seres condenados a la socialidad por causa de nuestra inmadurez inicial y nuestra extrema dependencia al nacer", puntualiza Irene Meler, coordinadora del Foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires. Y agrega: "El remedio para sobrellevar mejor los dolores emocionales es generar más vínculos, más redes sociales"

Ya lo sentía Vallejo: Pues de resultas/del dolor, hay algunos/que nacen, otros crecen, otros mueren,/y otros que nacen y no mueren, otros/que sin haber nacido, mueren, y otros/que no nacen ni mueren (son los más).

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