El desmantelamiento de los 6.000 m2 de amianto de una nave que ocupa suelo destinado a la UMH obliga a adoptar extremas medidas de seguridad
J. M. GRAU Los trabajos para el desmantelamiento de la antigua fábrica de Caster, que había terminado por convertirse en una nave totalmente en ruinas y últimamente en lugar de encuentro para toxicómanos e indigentes, ubicada en pleno campus de la Universidad Miguel Hernández, se están acometiendo con extremas medidas de seguridad.
El motivo responde a que la nave se construyó en su día con elementos de amianto, material contaminante que puede provocar la enfermedad de asbestosis, una patología pulmonar causada por la inhalación de fibras de asbesto y que está considerada como enfermedad profesional.
Por este motivo y para evitar riesgos, los operarios que están interviniendo en la fábrica acuden provistos de vestimentas especiales y mascarillas aislantes, a fin de evitar contaminación alguna con el amianto
Desde Ocysco, la empresa encargada de derribar la nave, se señala que tiene destinados a 6 operarios que prevén retirar en total cerca de 6.000 metros cuadrados de cubiertas provistas de amianto.
Las especiales condiciones de trabajo obligan a que los trabajadores no pasen más de 4 horas en el interior de la fábrica, mientras que al terminar el turno éstos están obligados a acceder por un lado de unas casetas dispuestas para ducharse y lograr así una descontaminación segura, y salir por otro punto de los compartimentos una vez libres de posibles fibras de amianto.
La empresa especializada en manejar las placas de amianto -en el ámbito laboral las fibras de asbesto se utilizaban normalmente en la construcción antes de 1975- desmantelará y derribará totalmente la antigua nave de Caster en principio antes de que se inicie agosto.
Tras desmontar todo el amianto, trabajos que la mercantil espera concluir en cuestión de días, todo este material peligroso será trasladado la próxima semana a un vertedero especializado en Cartagena. Una vez concluida definitivamente esta actuación, está previsto que a mediados de este mes de julio maquinaria pesada llegue al lugar para derribar completamente el resto de la estructura de la fábrica.
Finalmente, el lugar que ahora ocupan las ruinas de la antigua sede de Caster pasará a ser un solar explanado para que la Universidad Miguel Hernández pueda hacer uso de él. Posiblemente aquí se asentará un edificio con servicios tales como peluquería, entidades bancarias o agencias de viaje, entre otros.
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