Juana Gallar encabeza el equipo que ha llevado a cabo este estudio desde el Instituto de Neurociencias CRISTINA DE MIDDEL
REPORTAJE. INVESTIGACIÓN SANITARIA
Lágrimas de dolor
J. M. GRAU Un equipo del Instituto de Neurociencias ha sido el primero en relacionar la fibromialgia con el conocido popularmente como síndrome del ojo seco. Según este estudio, que acaba de publicarse en una prestigiosa revista científica, el 80% de las personas que sufre fibromialgia, también padece sequedad en el ojo, y tiene impedida en gran medida la facultad de generar lágrimas en cantidades normales.
La investigadora principal Juana Gallar, que trabaja en el Instituto de Neurociencias, centro ubicado en el campus de Sant Joan y perteneciente a la Universidad Miguel Hernández y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, señala que han podido describir cómo existe una interrelación clara entre la fibromialgia, que todavía no está catalogada como enfermedad, y esta afección ocular.
"Los que sufren fibromialgia tienen razones para quejarse de molestias oculares y, posiblemente, se quejen menos de lo que deberían. Hemos visto que la mayoría tiene la sensibilidad del ojo alterada y apenas producen lágrima. Y en esas ocasiones, cuando se tiene ese síndrome de ojo seco, la sensación de incomodidad es tan grande que molesta, incluso, parpadear. Esto reduce mucho la calidad de vida", explica la investigadora principal.
El trabajo científico, que se ha hecho conjuntamente con el Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología de Bilbao, ha sido posible también gracias a la colaboración de la Asociación de Fibromialgia del País Vasco.
En total se trabajó con una población de 38 pacientes que padecía fibromialgia y con otro grupo de personas que no la sufrían.
Los investigadores constataron a través de este estudio que mientras una persona sana genera entre 20 y 40 milímetros de lágrima, con una media de 30; los afectados por la fibromialgia producen entre 1 y 27 milímetros, con una media de 10, lo que supone una disminución de líquido lagrimal considerable.
Juana Gallar, que comparte esta investigación con otros científicos como María del Carmen Acosta y Carlos Belmonte, además del grupo de especialistas de Bilbao, recuerda que la córnea es la parte del cuerpo humano con mayor número de receptores sensoriales y, por tanto, es la más sensible en general, sobre todo al dolor, más incluso que los dientes.
En la literatura científica éste es el primer estudio que relaciona la alteración de la sensibilidad ocular con una disminución de la producción de lágrima en estos enfermos.
"Hasta ahora no se había estudiado la asociación entre la fibromialgia, la sensibilidad ocular y el ojo seco", señala la investigadora principal, cuyo equipo, el de Neurobiología Ocular, se dedica al estudio de los mecanismos por los que se produce el dolor, usando como modelo la córnea del ojo.
Este equipo investiga, mediante técnicas electrofisiológicas y estudios psicofísicos, las características de las neuronas sensoriales que dotan de sensibilidad a la superficie anterior del globo ocular.
La investigadora principal Juana Gallar, que trabaja en el Instituto de Neurociencias, centro ubicado en el campus de Sant Joan y perteneciente a la Universidad Miguel Hernández y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, señala que han podido describir cómo existe una interrelación clara entre la fibromialgia, que todavía no está catalogada como enfermedad, y esta afección ocular.
"Los que sufren fibromialgia tienen razones para quejarse de molestias oculares y, posiblemente, se quejen menos de lo que deberían. Hemos visto que la mayoría tiene la sensibilidad del ojo alterada y apenas producen lágrima. Y en esas ocasiones, cuando se tiene ese síndrome de ojo seco, la sensación de incomodidad es tan grande que molesta, incluso, parpadear. Esto reduce mucho la calidad de vida", explica la investigadora principal.
El trabajo científico, que se ha hecho conjuntamente con el Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología de Bilbao, ha sido posible también gracias a la colaboración de la Asociación de Fibromialgia del País Vasco.
En total se trabajó con una población de 38 pacientes que padecía fibromialgia y con otro grupo de personas que no la sufrían.
Los investigadores constataron a través de este estudio que mientras una persona sana genera entre 20 y 40 milímetros de lágrima, con una media de 30; los afectados por la fibromialgia producen entre 1 y 27 milímetros, con una media de 10, lo que supone una disminución de líquido lagrimal considerable.
Juana Gallar, que comparte esta investigación con otros científicos como María del Carmen Acosta y Carlos Belmonte, además del grupo de especialistas de Bilbao, recuerda que la córnea es la parte del cuerpo humano con mayor número de receptores sensoriales y, por tanto, es la más sensible en general, sobre todo al dolor, más incluso que los dientes.
En la literatura científica éste es el primer estudio que relaciona la alteración de la sensibilidad ocular con una disminución de la producción de lágrima en estos enfermos.
"Hasta ahora no se había estudiado la asociación entre la fibromialgia, la sensibilidad ocular y el ojo seco", señala la investigadora principal, cuyo equipo, el de Neurobiología Ocular, se dedica al estudio de los mecanismos por los que se produce el dolor, usando como modelo la córnea del ojo.
Este equipo investiga, mediante técnicas electrofisiológicas y estudios psicofísicos, las características de las neuronas sensoriales que dotan de sensibilidad a la superficie anterior del globo ocular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario