Dom, 04/12/2011 - 09:49
Otorgo el honor de dedicar esta columna a los niños autistas. También a sus padres y a los profesionales que cuidan de ellos. Los niños autistas, además de poseer un sensible sistema nervioso, pueden albergar en su capacidad cerebral un extraordinario desarrollo de la inteligencia, y tienen el reto de la comunicación. Esto es debido a la función de los neurotransmisores cerebrales, a través de los cuales viaja la información entre neuronas del cerebro y al resto del cuerpo. La velocidad del conocimiento a través de los neurotransmisores, en el caso de algunos niños autistas, adquiere más rapidez, y en todos los niños con cociente intelectual elevado, autistas y no autistas, se da una gran conexión interneuronal, y pueden ser capaces de organizar mucha información, y de activar un alto índice de creatividad. Podría darse este evento de una manera natural en la infancia, sin embargo, existe un gran porcentaje en el mundo de niños autistas que declinaron al autismo al tener contacto físico con metales, tales como el mercurio, aluminio, plomo y uranio, entre otros. Estas cifras, expuestas por gobiernos de diferentes países, no nos dejan indiferentes. Hay motivos fundados en análisis clínicos publicados sobre población infantil, en países como India, Irak, Arabia Saudí, China o Brasil, al tener contacto los niños con minas de oro, o al estar expuestos a otros metales presentes en el agua, o a través de madres embarazadas si su placenta traspasó a los fetos ese tipo de toxinas por ciertas amalgamas metálicas dentales o una incorrecta alimentación. Otro factor de riesgo son las vacunas, pues, al contener mercurio para su conservación, exponemos a nuestro hijos al riesgo de toxicidad, y a la alteración de los neurotransmisores, que pueden volverse más lentos o rápidos, al entrar estos metales en contacto con la sangre y llegar al cerebro. Los niños pueden padecer como efectos del mercurio autismo, en casos de hiperactividad o aislamiento emocional. Algunos estudios médicos niegan la relación entre la vacuna y el autismo, pero otros médicos aseguran el vínculo vacuna-autismo. En EE.UU., Europa y España, hay médicos que defienden la asociación entre la vacuna triple vírica, sus efectos y el autismo; en concreto, se estima en niños españoles un niño autista por cada 166 niños. Recomendaciones de la UE y de Sanidad de España aconsejan la retirada de termómetros de mercurio y vacunas con tiomersal (mercurio) desde el año 2004. Contamos con los testimonios de algunos padres de niños autistas de Tenerife, que relacionan retrasos en el habla de sus hijos al recibir la triple vírica, y que después fueron diagnosticados de autismo. Los niños autistas canarios reciben educación especial en Tenerife. Los quelantes de metales los desintoxican, y reciben seguimiento a través de analíticas de laboratorios americanos y alemanes. También las poblaciones amazónicas son contaminadas con mercurio en las cuencas mineras, y el rojo mercurial de los ríos amazónicos desemboca en los océanos; y los menores indígenas infectados, más otros niños del mundo, no son desintoxicados de metales pesados. Bilbao acoge en 2012, en el XVI Congreso SEIMC, a más de 1.400 expertos en nuevas, viejas y emergentes infecciones, pero ¿puede nuestro cuerpo resistir una invasión de virus inteligentes mutantes?
Y los niños que se comunican en un lenguaje cerebral avanzado, ¿qué mensajes tratan de entregarnos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario